Singer reparte cuantiosa fortuna, entre emprendedores avileños.

Las peñas o tertulias espontáneas durante las tardes, en el Hotel Santiago Habana, persistían a pesar de los malos tiempos que ya se anunciaban. Siempre resultaron reuniones placenteras, donde me sentía a mis anchas entre aquel grupo de buenos amigos que llegué a querer como hermanos.

Entre nosotros existía un acuerdo tácito e infranqueable. Estaba vedado hablar de medicina, para que yo pudiese disfrutar de las charlas sin sentirme comprimido entre el dicótomo del afecto del amigo y la relación con el paciente.

Para todos ellos yo era su médico, y me profesaban confianza ciega. Siempre me consultaron sin importar a que sistema anatómico pertenecía la dolencia, yo era cardiólogo, neurólogo, cirujano, proctólogo, clínico y todas las especialidades médicas que hiciesen falta, además de tener oficio de pediatra cuando uno de sus nietos se enfermaba.

Eso sí, en las peñas no se hablaba de medicina para que yo pudiese disfrutarlas sin esforzar la mente y para que ellos pudiesen trasgredir todo cuanto les había prescrito en sus consultas médicas, sin recibir sermones de regaño. Dicho de otra manera, en un lenguaje coloquial que entendamos todos; en plena peña los embutidos cargados de grasas saturadas dejaban de ser dañinos para el colesterol, la ingestión de sal perdía su efecto sobre la presión arterial y la obesidad dejaba de ser dañina para la diabetes.

Yo era feliz, y el colectivo también lo era, parloteando hasta entrada la noche cervezas en manos, sin asomo de preocupaciones, ni prescripciones inoportunas. En muchos años, nunca diserté ante el grupo sobre el daño potencial de la ingestión de alcohol, porque eso sería considerado como un intento de disolver la peña y un gesto aborrecible de alta traición.

Nuestras reuniones vespertinas fueron siempre muy avileñas, y los comentarios sobre política internacional fueron los menos. Eran de preferencia las noticias locales de marcado corte costumbrista, entre las que figuraban la adaptación de un motor de barcaza que Papo había logrado acomodar en su automóvil antiguo, las redes de doble malla, con las que Narciso esperaba batir su récord de pesca en agua dulce y mil otros coloridos pasajes de la cotidianidad.

La respuesta fue mágica como la inspiración de este blog, porque el elemento químico platino, devenido metal mágico del siglo, fue lanzado al ruedo de nuestra peña, con la solución al alcance de todos. El precioso mineral formaba parte de algunos de los componentes de las primeras máquinas de coser Singer, que fabricadas cuando el platino no alcanzaba alta demanda industrial, se había utilizado como aleación en los presatelas, barras de agujas y lanzaderas, de las indestructibles máquinas de coser, y Ciego de Ávila, estaba llena de ellas, porque en los primeros decenios del siglo XX, la máquina de coser a pedal, fue considerada por nuestras abuelas como elemento imprescindible en un hogar bien constituido.

Aquella noticia, fue como el disparo de arrancada en una carrera maratón incontenible, y todos se lanzaron a comprar cuanta máquina de coser existiese antes que la alta demanda que se vaticinaba, lanzara sus precios a las nubes.

Detalles de una máquina de coser Singer, de las más antiguas.

Recuerdo que nunca creí el nuevo cuento de hada de los muchos que se hacían y se habían hecho en la peña, pero por si acaso, o en buen cubano, por si las moscas, por qué no comprar a mi tía, la antigua máquina de la abuela, que yacía en su sitial honorario, tal como ella la dejó antes de marchar al cielo.

Luego de pensarlo bien, desistí de apropiarme de la ancestral máquina de coser de la abuela. Esa acción iba más allá de mis sentimientos, y nunca llegué a perturbar la estancia del antiguo artefacto en su pedestal histórico, pero les confieso que la tentación rondo mi cabeza por semanas.

No sucedió así con el resto de las máquinas de coser, diseminadas a lo ancho y largo de la geografía avileña. Eran decenas de decenas y todas fueron adquiridas por el nuevo grupo de alocados buscadores de platino, que compraban objetos obsoletos e inservibles a cien veces su precio original. De esa forma estoy seguro, pensaban los respetuosos vendedores, que, convencidos de estar negociando con desequilibrados excéntricos, nunca hicieron comentarios indiscretos.

Las manecillas del reloj continuaron sus giros, los minutos transcurrieron imperceptibles, desgastantes, sumaron y sumaron, y así paso el tiempo sin percatarnos de ello, borrando hechos e historias.

Hace algo más de 10 años fui a visitar por última vez a Marquito, ciego y debilitado, mantenía la vida gracias a los recuerdos y el enorme amor cargado de cuidados que le propiciaban la familia y su nieto varón al que adoraba. En aquella ocasión hablamos durante largas horas de los viejos tiempos, de nuestras excavaciones arqueológicas, del precio de la cerveza, que había pasado a ser una rara especie animal en peligro de extinción, y de nuestras afanosas búsquedas de tesoros que nunca hallamos y, sin embargo, hicieron de nosotros un grupo de hombres felices y motivados.

Ya en la sala de la casa, mientras me despedía de la familia, consciente de que el punto final de la gramática de la vida rondaba nuestras historias, y que no volvería a ver nunca más a Marquito en vida; su hija de forma muy confidencial, me mostró 26 lanzaderas Singer, que bien preservadas y envueltas con especial cuidado, permanecían en espera de prometidos compradores acaudalados y soñados fabricantes de fantasías.0


Metales como el níquel, cromo, aluminio y bronce, fueron ampliamente utilizados en las producciones industriales en los primeros decenios del pasado siglo, estos metales, en independencia de su belleza, conferían a los artículos fabricados una durabilidad eterna que los hacía imperecederos. Estos antecedentes históricos convierten a nuestra crónica de hoy, en un hecho agradablemente creíble, no carente de fundamentos.

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23 respuestas a “Singer reparte cuantiosa fortuna, entre emprendedores avileños.

  1. Historia como para no dejar de contar,tuve el honor de conocer a Marquito,una persona excepcional, comprti con el y con Ignacio,que fue quien me lo presentó,ambos tenían una amistad inquebrantable,siento mucho decir que ya no existen esos gremios de amigos como lo eran uds,es una lástima que se pierda esa razón de vivir con esa armonía y hermandad que reinaba en ese grupo
    Te felicito Volfre, en tú apreciado TEAM CUBA militaban personas valiosas en todos los sentidos,sobre todas las cosas amigos en plena extensión de la palabra,que a día de hoy,con tanta fidelidad y por desgracia,se cuentan con los de una mano,
    Un fuerte abrazo ¡

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  2. Excelente cronica mi Volfre..sin dudas de ser realidad tú publicación, cada enseñanza una historia vivida..gracias a Dios por compartir tu vida conmigo..motivada hasta el fin de la leyenda, exitoso tú blog..Bendiciones ..

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  3. Recuerdo la fiebre de la Singer… jajaja…
    En casa de mi madre también hay una herencia de la abuela que aún funciona muy bien, porque calidad tenian.
    Encantadora historia de vida, de amistad y de cotidianidad que nos refresca la memoria y nos hace participe de la suya…
    Gracias Gracias Gracias
    Sigo encantada con tus lecturas

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  4. Felicidades por tu nuevo artículo sobre las máquinas singer es interesante y educativo pues muchas personas no saben de lo antiguo de su existencia y como bien dices en las casas era un elemento principal, siempre bien lograda tu narrativa, y de clara viviencia, muchas gracias por compartir y poder recrearnos con recuerdos gratos, siempre sorprendiéndonos con anectos y recuerdos , mucha Suerte que Dios SIempre ilumine tus comentarios, hasta el próximo, Bendiiciones

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  5. Con cuánto placer se lee hasta el final cada anécdota, no sé si es que me identifico, si es el tema, o la forma en que se imbrican la Amistad así con mayúscula y la emoción de las aventuras narradas, pero este blog tiene «mucha pegada». Esperamos el próximo.

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  6. Muy bonita esta crónica,y me quedé intrigada.
    No viví la época de las primeras Singer , pero mi abuela,que sí la vivió,compro la suya en las primeras decadas del pasado siglo.-«No se concebía una casa sin una maquina de coser»,me dijo cuando me conto que le obsequió una a mi mama como regalo de bodas.En ésta aprendí yo, es mas moderna pero con la misma calidad.Asi que al fallecer mi abuelita ,mi mama me quiso regalar la maquina mas joven y con las partes metalicas mas relucientes,sin embargo yo acepte el regalo con la condicion de llevarme la de mi abuela……Motivo?….soy zurda y ésta se ensarta de izquierda a derecha.Jjjjj.

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  7. Como siempre hermosa historia con carácter autobiográfico, con la cual quedamos identificados. La amistad de antaño, verdadera, sana y llena de recuerdos inolvidables. La «Singer» de las abuelas, la prosa,me ha parecido realmente maravillosa tu página de hoy.» Lo Real Maravilloso». Bendiciones.

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  8. Muy interesante , aún aquí se venden en el rastro y en algunas tiendas de segunda mano. Yo tengo una en la Habana , que pertenece a una amiga que vive aquí en Madrid y la dejo a mi cuidado cuando salió de Cuba y allí está , tal cual .
    Gracias por estas historias tan bien contadas. Esperamos la próxima .

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  9. Han salido al mercado muchos modelos nuevos y mas cómodas, electricas y aunque no podemos negarnos al desarrollo sigo creyendo que como las antiguas ninguna
    Ademas de que son bellisimss y muy elegantes.Gracias profe por seguir deleitandonos con sus cronicas.

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  10. Buenísimas anécdotas salidas ahora de una Singer en ristre. Cualquier tema tocado por ti, lo conviertes en un tesoro de las letras, yo tengo tiempo planificado el domingo para tu blog. y nunca me ha defraudado., sigue tirando esa bola literaria.

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